Los seres humanos tendemos a separar lo que nos rodea. Hemisferio izquierdo y hemisferio derecho del cerebro; cuerpo, mente y espíritu; ciencias y letras;… Caemos en la idea de que así entenderemos mejor nuestro entorno y estará más ordenado.
Sin embargo, en el día a día, ¿cuándo decidimos que actúe uno de los hemisferios cerebrales? ¿Cuándo vemos que no hay relación entre lo que sentimos y las enfermedades que padecemos? ¿Cuándo un científico o un humanista no deben saber escribir con buena ortografía o sumar dos y dos?
Ahora todo es STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas por sus siglas en inglés). Cada vez quedan más aisladas la Filosofía, la Filología, las lenguas clásicas, la Historia, etc.
Todo contribuye a que sea así. Tienen menos financiación pública y privada, los medios se centran en los descubrimientos científicos y tecnológicos, hay más paro en disciplinas humanistas, los estudios, como el informe PISA de la OCDE, van dirigidos a valorar el nivel de conocimientos de los jóvenes en estas materias. El último, además, se centró en evaluar qué tal están los adolescentes en ciencias.
GlobalNET Solutions tiene tres apellidos: Educación, Formación e Innovación. Pensamos que el pensamiento crítico, la creatividad, la comunicación, el conocimiento, la cultura, la competencia lectora, la capacidad de observar, de enunciar propuestas y de sacar conclusiones, es básica para los niños, para los adultos y para conseguir innovar.
El razonamiento lógico lo dan las Matemáticas pero también la Filosofía. ¿Cómo afrontaremos los avances en robótica sin un pensamiento ético detrás que nos proporcione las bases sobre las que debe asentarse para beneficiar y evitar problemas al ser humano?
Hablamos, en realidad, de disciplinas transversales. Aprender Historia permite explicar muchos avances científicos, cómo y por qué se produjeron. Saber de Física, ayuda a entender el mundo que nos rodea. Las nomenclaturas químicas provienen del latín y del griego. Un idioma, sin conocer la cultura que tiene detrás, no permite entender todos los significados ocultos que conllevan las frases.
Parece que estamos inmersos en una discusión sobre si son más importantes las ciencias o las letras, sobre si las Humanidades deben prevalecer en los planes de estudio o si deben dejar lugar a las STEM e incluso desaparecer en algún caso (léase griego o latín).
El año pasado, la Complutense, hizo un plan de reestructuración donde se unieron diferentes facultades. La idea del proyecto era acabar con Filosofía y fusionarla con ¿Filología? Las presiones evitaron que fuera así pero, ¿hasta cuándo? Es solo un síntoma del valor que ya también en las universidades se está dando a los estudios de Humanidades. En el bachillerato hace tiempo que esto ocurre.
No queremos entrar en este debate porque hay muchos grandes pensadores que están en él, pero sí nos parece importante señalar que, para nosotros, que somos una empresa donde la innovación está en nuestro ADN, tan prioritarios son los valores humanistas y éticos como los tecnológicos.
¿De qué nos serviría saber hacer una perfecta transformación digital en los centros educativos sin tener en cuenta a las personas que van a disfrutarla? ¿Cómo podríamos valorar las necesidades de los colegios sin haber desarrollado la capacidad de observación y de razonamiento lógico? Sería imposible.
La cuestión, desde nuestro punto de vista, es que los alumnos sepan el porqué de las asignaturas que están estudiando. El saber la utilidad que pueden sacar con ellas, les permitirá entender mejor los planes de estudio y la transversalidad de las disciplinas.
En este sentido, resulta curioso que sea la propia OCDE la que en el documento titulado “El bienestar de los estudiantes”, señale que deben “pasar menos horas pasando de unas asignaturas a otras y crear más espacios para que los alumnos entiendan qué es lo que aprenden y para qué lo aprenden”.
Llevamos siglos de historia en los que los más insignes genios de todos los campos han alcanzado la excelencia gracias a que su formación comprendía ciencias y letras. Pitágoras era filósofo y su teorema se estudia en matemáticas desde tiempos inmemoriales. Y al revés, el matemático Leonardo Fibonacci fue diplomático; a Gauss le gustaban la filología y los idiomas, de hecho, pensó en hacerse filólogo. La relación entre la música y las matemáticas es más que evidente.
Pero incluso en la actualidad, alguien tan unido a la tecnología como Steve Jobs decía: “Me gusta la intersección entre las humanidades y la ciencia. Hay algo mágico en ese lugar. (…) Creo que los grandes artistas y los grandes ingenieros se parecen, porque ambos sienten el deseo de expresarse”. Pero, desde luego, no es el único. Muy recomendable el artículo de Harvard Business Review sobre este tema.
Con el nuevo curso académico a la vuelta de vacaciones, muy probablemente se repetirá este debate. Queremos adelantarnos a él preguntándote cuál es tu opinión al respecto.
Gracias por comentar aquí y en las redes, y por compartir
